Cuando
estás lejos del hogar, ponerte malo siempre es un engorro, aunque he
de confesar que como todo lo que me está sucediendo desde que me
vine a vivir a la capital, me lo estoy tomando con filosofía. Con
filosofía estoica, para ser precisos. Supongo que si Los 3 de la
Cruz Roja me tuviesen que sanar me habrían liado en una venda y
llenado de yodo. Y total, lo que tengo son mocos y asobine. Como ya
tengo más tiros pegaos que el trabuco de Curro Jiménez, hago
lo que todo buen español que se vista por los pies hace. Pasar de ir
al médico y automedicarse tan ricamente. Como me dio el domingo mi
compañero de piso Serafín, me dio Paracetamol de 1 gr.
La cosa se calmó, pero no tanto. Pasé una tarde regular ayer; en
clase las cosas se desdoblaban y solapaban. Como culmen tuve ese
examen tan cuqui del que les hablaba, como guinda del pastel mohoso.
Lo hice bien, creo, pero no crean que no me afectó la cosa esta del
resfriado. Cuando llegué a casa busqué una farmacia de 24 horas
para encontrar la piedra angular de todo suculento autopiruleo: el
Frenadol. Parece ser, según me dice La Gata Chundarata
que no es bueno mezclarlo con las pastillas de los nervios, pero a mí
siempre me ha dado un sueñecillo muy relajante. De hecho, esta noche
he dormido sin despertarme nada, y soñando poco (bueno, recordando
poco del sueño). Y he echado siestaca mañanera. Un placer y un lujo
en los tiempos que corren.
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Yo amputaría, dice Tony. El pobre no parece tan malo, replica Manolo Uffff... es lo único capaz de articular José Luis |
Hoy
tenía que salir antes de casa, y un poco más y me pilla el toro.
Hemos ido de excursión a una imprenta muy grande, gigante y la
verdad es que cuando llegué estaba más aturdido que cuando salí.
Sería los principios activos frenadolíticos actuando en mi cuerpo
serrano. Eso no ha evitado, no obstante, que saliendo debajo del foso
de una máquina de offset gigante me haya pegado un cabezazo con
dicho artefacto. Me ha salido un chichón y he pasado vergüenza. Uno
no tiene la culpa de ser alto, pero sí despistado.
Ahora ya me he
tomado el dichoso sobre, y espero a que me entre la soñarrera. Por
cierto, eso de preguntarle al farmacéutico que ponen en los anuncios
es como poco fraudulento. El sábado, cuando fui a casa de Hugo y
Ángel me llegué a una y me metieron un medicamento con supuesto
sabor a naranja (a naranjas de esas secas, parece ser) que se llamaba
Frenagar y que bien poco me hizo. Yo lo cogí por su semejanza
al la caja del Frenadol. Eran pastillas chupadas y eso poco hace...
incluso las famosas Hibitane. Después ayer, un mozo calvo que
me atendió no supo responderme a si lo más fuerte que tenían era
el Frenadol complex. ¡Qué estafa de si tenemos alguna duda
consultelo al profesional de la farmacia! Mi abuelo, que en paz
descanse, mozo de farmacia durante 6 décadas, si que sabía
aconsejarte. Y si no, hacía una fórmula magistral. Hoy en día es
como un súper, jolines. En todo se pierde la magia.
Bueno, ya no
les aburro más. Estar enfermo es feo, pero si cuidan de ti, como que
mejor. Es lo malo de la soledad. Pero si se cuida uno, pues tampoco
está mal.
Yo voy a ir cuidándome, por lo que pueda
pasar.
Pronto, más cosas, tan intranscendentes o más que estas,
aquí, en LA CIUDAD NO ES PARA MÍ.
Mame, ponte bueno pronto. Yo soy persona de fácil catarro y personalmente le tengo mucha fe a San Efferalgán de 1 gr. pero, bueno, a cada cuerpo le funciona una cosa. Sigo tus aventuras mandrileñas con interés...
ResponderEliminarLa cosa va bien, Farrah. Yo no me resfriaba desde que estaba en Granada. Pero bueno, la cosa supongo que va así.
EliminarGracias por seguir esto. Un beso.
Pues yo estoy igual, con los bolsillos llenos de clínex...aunque a resguardo y lejos del frente, lo cual lo hace mucho más llevadero! cojcojcoj sí, las farmacias no son, como casi nada, lo que eran. A mí me flipan esas antiguas, con mostradores de madera y techos altos con repisas llenas de botes raros como si todo fuera un viejo laboratorio alquímico...En fin, que lo rancio mola, aunque ya sé que en eso estarás de acuerdo conmigo. Que los frenadoles o sucedáneos varios tengan éxito rápido! Un abrazo.
ResponderEliminarYo estoy en las trincheras, Slow Hand y ya te digo yo que no es lo mismo que en Ávila Segovia. Allí los compañeros de piso eran familia ¡leches! En su casa lo cuidarán bien. Si, ya sabe que a mí lo antiguo me gusta. Todavía conservo frascos de farmacias antiguos con el nombre puesto a pluma en un papelito pegado con goma arábiga. Una cosa bonita de verdad. Igual le deseo. Que los mocos se vayan a paseo, y que le sea leve la física... ¡Malditos conocimientos reglados por la Administración!
EliminarUn abrazo muy fuerte. Si viene a Madrid no deje de avisar, por supuesto.
Cuideseeeeeee, cuidese mucho
ResponderEliminarTodo tiene sus fases, y los días de rigor, pero en nada, se pasan.
A ver si es verdad... porque vaya... dos veces en un mes... y este me lo ha pegado un compañero de máster al que pienso matar en cuanto lo vea.
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