miércoles, octubre 24, 2012

Tres de la Cruz Roja



Cuando estás lejos del hogar, ponerte malo siempre es un engorro, aunque he de confesar que como todo lo que me está sucediendo desde que me vine a vivir a la capital, me lo estoy tomando con filosofía. Con filosofía estoica, para ser precisos. Supongo que si Los 3 de la Cruz Roja me tuviesen que sanar me habrían liado en una venda y llenado de yodo. Y total, lo que tengo son mocos y asobine. Como ya tengo más tiros pegaos que el trabuco de Curro Jiménez, hago lo que todo buen español que se vista por los pies hace. Pasar de ir al médico y automedicarse tan ricamente. Como me dio el domingo mi compañero de piso Serafín, me dio Paracetamol de 1 gr. La cosa se calmó, pero no tanto. Pasé una tarde regular ayer; en clase las cosas se desdoblaban y solapaban. Como culmen tuve ese examen tan cuqui del que les hablaba, como guinda del pastel mohoso. Lo hice bien, creo, pero no crean que no me afectó la cosa esta del resfriado. Cuando llegué a casa busqué una farmacia de 24 horas para encontrar la piedra angular de todo suculento autopiruleo: el Frenadol. Parece ser, según me dice La Gata Chundarata que no es bueno mezclarlo con las pastillas de los nervios, pero a mí siempre me ha dado un sueñecillo muy relajante. De hecho, esta noche he dormido sin despertarme nada, y soñando poco (bueno, recordando poco del sueño). Y he echado siestaca mañanera. Un placer y un lujo en los tiempos que corren.

Yo amputaría, dice Tony.
El pobre no parece tan malo, replica Manolo
Uffff... es lo único capaz de articular José Luis
Hoy tenía que salir antes de casa, y un poco más y me pilla el toro. Hemos ido de excursión a una imprenta muy grande, gigante y la verdad es que cuando llegué estaba más aturdido que cuando salí. Sería los principios activos frenadolíticos actuando en mi cuerpo serrano. Eso no ha evitado, no obstante, que saliendo debajo del foso de una máquina de offset gigante me haya pegado un cabezazo con dicho artefacto. Me ha salido un chichón y he pasado vergüenza. Uno no tiene la culpa de ser alto, pero sí despistado.
Ahora ya me he tomado el dichoso sobre, y espero a que me entre la soñarrera. Por cierto, eso de preguntarle al farmacéutico que ponen en los anuncios es como poco fraudulento. El sábado, cuando fui a casa de Hugo y Ángel me llegué a una y me metieron un medicamento con supuesto sabor a naranja (a naranjas de esas secas, parece ser) que se llamaba Frenagar y que bien poco me hizo. Yo lo cogí por su semejanza al la caja del Frenadol. Eran pastillas chupadas y eso poco hace... incluso las famosas Hibitane. Después ayer, un mozo calvo que me atendió no supo responderme a si lo más fuerte que tenían era el Frenadol complex. ¡Qué estafa de si tenemos alguna duda consultelo al profesional de la farmacia! Mi abuelo, que en paz descanse, mozo de farmacia durante 6 décadas, si que sabía aconsejarte. Y si no, hacía una fórmula magistral. Hoy en día es como un súper, jolines. En todo se pierde la magia. 

Los yogures y los muñequines que no falten.
Bueno, ya no les aburro más. Estar enfermo es feo, pero si cuidan de ti, como que mejor. Es lo malo de la soledad. Pero si se cuida uno, pues tampoco está mal.
Yo voy a ir cuidándome, por lo que pueda pasar.
Pronto, más cosas, tan intranscendentes o más que estas, aquí, en LA CIUDAD NO ES PARA MÍ.

6 comentarios:

  1. Mame, ponte bueno pronto. Yo soy persona de fácil catarro y personalmente le tengo mucha fe a San Efferalgán de 1 gr. pero, bueno, a cada cuerpo le funciona una cosa. Sigo tus aventuras mandrileñas con interés...

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    1. La cosa va bien, Farrah. Yo no me resfriaba desde que estaba en Granada. Pero bueno, la cosa supongo que va así.
      Gracias por seguir esto. Un beso.

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  2. Pues yo estoy igual, con los bolsillos llenos de clínex...aunque a resguardo y lejos del frente, lo cual lo hace mucho más llevadero! cojcojcoj sí, las farmacias no son, como casi nada, lo que eran. A mí me flipan esas antiguas, con mostradores de madera y techos altos con repisas llenas de botes raros como si todo fuera un viejo laboratorio alquímico...En fin, que lo rancio mola, aunque ya sé que en eso estarás de acuerdo conmigo. Que los frenadoles o sucedáneos varios tengan éxito rápido! Un abrazo.

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    1. Yo estoy en las trincheras, Slow Hand y ya te digo yo que no es lo mismo que en Ávila Segovia. Allí los compañeros de piso eran familia ¡leches! En su casa lo cuidarán bien. Si, ya sabe que a mí lo antiguo me gusta. Todavía conservo frascos de farmacias antiguos con el nombre puesto a pluma en un papelito pegado con goma arábiga. Una cosa bonita de verdad. Igual le deseo. Que los mocos se vayan a paseo, y que le sea leve la física... ¡Malditos conocimientos reglados por la Administración!
      Un abrazo muy fuerte. Si viene a Madrid no deje de avisar, por supuesto.

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  3. Cuideseeeeeee, cuidese mucho
    Todo tiene sus fases, y los días de rigor, pero en nada, se pasan.

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    1. A ver si es verdad... porque vaya... dos veces en un mes... y este me lo ha pegado un compañero de máster al que pienso matar en cuanto lo vea.

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Ponga lo que ponga, Mameluco agradecío